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Consumo, tecnología y recursos humanos

23 diciembre, 2020 | 0 comments |

Las dinámicas de vida a lo largo de la pandemia hicieron que la transformación electrónica, prevista para los próximos 5 años, se redujera a unos cuantos meses

Sharita Bustamante

Es un hecho, la tecnología avanza más rápido de lo que se asimila, quizás, incluso, más rápido de lo que se cree. Por más increíble que parezca, a día de hoy, tareas como cambiar la firma corporativa del correo electrónico o activar la respuesta automática para vacaciones sigue siendo un dolor de cabeza para más de uno; y, así, paralelamente, ya es común escuchar hablar en las empresas sobre Robótica, Machine learning, Inteligencia artificial, Big Data o el Internet de las cosas.

Como si no fuera suficiente ese asincronismo, las dinámicas de vida a lo largo de la pandemia hicieron que la transformación electrónica, prevista para los próximos 5 años, se redujera a unos cuantos meses; lo que, en consecuencia, planteó el particular reto de asimilar a tiempo todas estas innovaciones.

Sin embargo, y reconociendo que la tecnología puede llegar a generar confusión y, en algunos casos, algo de temor e incertidumbre -tan solo para 2017, de acuerdo con Pew Research Center, más del 70% de los estadounidenses expresó preocupación por las tareas que pueden llegar a ocupar las máquinas-, no se puede pasar por alto que el soporte digital es actualmente uno de los principales aliados del desarrollo humano en el campo profesional.

Para la muestra, una reciente encuesta realizada por la colombiana Ubits indicó que el 72,1% de los directivos ha empezado a agilizar los procesos de selección y reclutamiento de personal gracias a las nuevas tecnologías, y que, a su vez, el 67,3% de los encuestados ha podido acelerar los procesos de recursos humanos gracias al uso de las herramientas digitales.

Así las cosas, pareciera que el escenario actual enfrenta a un temor especulativo con las dinámicas del ahora, a una ansiedad anticipatoria con la realidad palpable, a un tal vez con un es; y, esas proyecciones, en su gran mayoría desvirtuadas durante la pandemia, impiden reconocer la magnitud del aporte que a día de hoy tiene la tecnología en el mercado laboral. Está claro que el robot no reemplaza a la persona; la ayuda a ser más eficiente, a incrementar su productividad y a sacar lo mejor de sí.

Por otra parte, en lo que respecta a las dinámicas de consumo y a la urgencia de reactivación económica en el país, vale recordar que gracias al papel que jugó y sigue jugando el comercio electrónico, el teletrabajo, la telemedicina y la digitalización de la banca, entre otros rubros apalancados por la tecnología, el descalabro del PIB y del mercado laboral no fue mayor al registrado desde la llegada del virus.

En esa línea, las resistidas novedades de Silicon Valley, contrarias a ser un motivo de angustia, son un recurso más con el que tanto empresas como trabajadores pueden seguir haciéndole frente a la emergencia del Covid-19. Teniendo en cuenta que los últimos anuncios sobre las vacunas no constituyen mayor cambio en el panorama local a corto plazo -exceptuando la variación en el precio del dólar-, es esencial que el progreso digital sea concebido como un medio para garantizar la calidad y la excelencia laboral.

Eso sí, el reto, sin duda, es entender que la tecnología, al ser una herramienta, debe monitorearse permanentemente para evitar que esta pierda su razón de ser: potenciar las capacidades individuales. En la medida en que la automatización no obstruya la cercanía humana, el brazo digital seguirá siendo esa plataforma con la que Colombia puede soñar con un 2021 más próspero, un 2021 de oportunidades.